domingo, novembro 21, 2010

"La poesía no es económicamente redituable, pero sí vitalmente inevitable"

18-11-2010 / Este atractivo proyecto "de poetas y no de editores" celebra los cincuenta títulos

Carlos Aldazábal, poeta y responsable de la editorial El Surí Porfiado
El notable Fernando Pessoa dijo alguna vez: “Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo”. Sin embargo, en muchas ocasiones los poetas juntan sus soledades y al igual que unen con pericia y sentimiento las palabras, lían su humilde y suprema ambición de generar belleza. Uno de esos casos es la editorial El Surí Porfiado, que más que una editorial podría decirse que es un colectivo movilizado por la pasión común, sin responder a reglas estéticas estancas o corrientes pretenciosas. Hoy, a las 19.30, celebrarán los 50 títulos editados en el marco del ciclo Cuatro Ficciones que se desarrolla en el Centro Cultural Islas Malvinas (19 y 51), con la presencia Carlos Aldazábal (poeta y director de la editorial) y los poetas Mario Goloboff y Dolores Espeja.

Diagonales conversó con Aldazábal, salteño de 36 años que es una de las cabezas de este proyecto nacido “formalmente en noviembre de 2007, cuando presentamos los diez primeros títulos de la colección. Pero, en realidad, ya se venía gestando desde hacía mucho tiempo, en las charlas que teníamos poetas de distintas regiones del País”.

Editar poesía hoy en día es un verdadero desafío y Aldazábal asiente: “Es apostar por lo que no es económicamente redituable, pero sí vitalmente inevitable. La inevitabilidad para los poetas ya fue sobradamente señalada por Rilke en sus recordadas cartas. Y El Suri Porfiado es un proyecto de poetas, no de editores ni empresarios. Poetas con conocimiento de causa, con conocimiento del escenario poético del país. La voluntad siempre fue intervenir en la escena para democratizarla”.
Aldazábal delinea un poco la postura y visión que el grupo tiene del escenario poético argentino: “Este es un país multicultural. Parcializar esa riqueza es un error que, en la divulgación de poesía, se ha venido haciendo desde el momento en que se conformó el país con su macrocefalía porteña. Creo que nuestra editorial, junto con otras editoriales independientes, ha venido a aportar una apertura a esta tendencia”.

En el seno de la editorial se refieren a los poetas precedentes como maestros, tal vez como una manera implícita de marcar una continuidad y alejarse un poco de las poses vanguardistas: “Señalar a ciertos ‘maestros’, como Juan Carlos Bustriazo Ortiz o Bernardo Canal Feijóo, es traer al presente referentes importantísimos para la poesía nacional, que poco tienen que ver con los circuitos snobistas-marca Aldazábal-. Penúltimo poema del fútbol, de Canal, que se publicó originalmente en 1924, es el libro de nuestro catálogo donde la idea de vanguardia estética se explicita con mayor virulencia. Pero claro: estamos hablando de un vanguardista que escribía en el momento de las vanguardias históricas. En nuestro presente, las vanguardias históricas son una tradición más, tan válida como los sonetos, la copla o los aportes del siglo de oro español.

Justamente por eso, que algún poeta joven se pretenda vanguardista no deja de ser una pose”.
Según el escritor, el catálogo tiene como “mérito la recuperación de una mirada crítica que remite, necesariamente, a la esfera de lo político. No estoy hablando de panfletos: hablo de lo que señalaba Cortázar cuando decía que la ametralladora de un escritor es su máquina de escribir. Hablo de un compromiso estético y vital. Los poetas que iniciamos el catálogo teníamos como meta visibilizar nuestra producción y refrendarnos, al mismo tiempo, en ejemplos que a nosotros nos parecían indiscutibles, y que sin embargo aparecían desdibujados en el esquema de las canonizaciones mezquinas: la llamada generación del ‘60, pero también las vanguardias del ‘20, o referentes del grupo de La Carpa, o la incipiente tradición patagónica. Nuestro catálogo está conformado por todos esos retazos, con poetas jóvenes representativos de todas las regiones del país, como Eliana Drajer (Mendoza), Rodrigo Galarza (Corrientes), Laura Forchetti (Bahía Blanca), Luciana Mellado (Chubut), Tomás Watkins (Neuquén), o Atilio Romano (Salta)”.

“Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué” decía Jean Cocteau. Para Aldazábal: “Para mí la poesía es imprescindible porque no puedo evitarla, porque desde que empecé a imaginar, a los ocho años, que la higuera de mi casa era un castillo, no ha dejado de ofrecerme escapes a la clausura de la realidad. Porque en los momentos más difíciles me ha consolado. Porque aunque disimule y no escriba, no deja de estar presente en cada mirada a la que me invita el mundo. Para mí es imprescindible, igual que el aire o el agua, porque es mi contrato con la existencia y, al mismo tiempo, lo que me permite soportar la idea de la inevitable recesión de ese contrato”.

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