domingo, outubro 25, 2009

JACINTO CORDERO ESPINOSA





Nacido en Cuenca en 1926. Ha publicado “El canto del destino” (1948), “Poema para el Hijo del Hombre” (1954), “Despojamiento” (1956), “Volviendo a los Padres” (1956), “Tres poetas ecuatorianos” (1975), “La llamada” (1986), “Alambrada” (1989), “Contra el solitario roquedal” (1992), “Juan Pablo. Elegía” (2004), “Los enigmas” (2005). Su obra consta en antologías nacionales y extranjeras.



P Vasconcelos

PAZ

Paz que pernaneces
sobre los rebaños
y los campos dormidos,
tu aire azul se levanta
del surco que abre el labrador.
Espigas y semillas
caen del borde de tus manos
ardientes como colinas.

La tierra se desliza
por los dedos abiertos de los muertos
y reverdece en las llanuras.

Sube en tu silencio
la savia hacia las hojas nuevas,
crece el árbol
hacia la hoja última
plateada por el día.

La sangre busca para nacer
en una onda hermosa
el corazón futuro.

Cava el amor
el rio sagrado de la vida.

Todo viaja hacia tu nombre,
dulce sílaba de luz,
dorado como el pan,
como el círculo de una lámpara.

Todo halla tu forma
como el agua en un vaso:
el viento que sonríe en la hierba
y se aquieta em el rostro
del para siempre dormido,
el vuelo de ave
y el silencio del astro.

PVasconcelos

NO SOY SINO UM HOMBRE

No soy sino un hombre entre miles de hombres,
si tuviera mañana que morir
nada y todo desapareceria conmigo.

!Oh! corazón, isla palpitante de luz
rodeada por la niebla del tiempo,
hoja única abrillantada por la muerte,
la noche desconocida y milenaria
te ciñe como al borde de una lámpara.

Un día la tierra y la hierba
te cubrirán para siempre como a una semilla.

¿Alguien contestará a tu latido,
tu pregunta inmortal?

!Alma mía irrepetible y sola!
Ahora oigo tu rumor,
como la noche,
como el tiempo y como el mar,
descender por mi cuerpo,
tu tíbio coágulo de música
mueve mis manos que escriben en el papel
!Oh sagrada poesía!
Conduce mis pies que regresan
de la llanuras en el crepúsculo,
que han pisado la tierra pegajosa y tenaz
donde duermen los que fueron mis padres.

Toco la cabeza de un niño,
la forma de un seno
o un vaso
y reflejan su imagen solitária
en las pupilas ciegas que llevo en mis manos.

Pan de mi mesa pobre
que apenas pesa en el paladar
y cae al corazón
con su aroma de siglos.

Amor que endureciste mi miembro
para vencer a la muerte,
de tus entrañas surge la cabeza de un niño.

!Alegría qué lejanas tus Banderas,
como un fuego en la montaña!
http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/ecuador/jacinto_cordero.html
by Antonio Miranda

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